En busca del «lanzamiento más largo», el estadounidense Ryan Crouser mantuvo su título en el lanzamiento de peso masculino en Tokio, batiendo su propio récord olímpico tres veces en la final, al conseguir el oro con una marca de 23,30 metros.
El anterior récord, de 22,52 metros, lo estableció en los Juegos de Río de hace cinco años, cuando ganó el título.
Su compatriota Joe Kovacs se llevó la plata y el neozelandés Tomas Walsh se hizo con el bronce con una marca de 22,47, su mejor en la temporada. El podio fue idéntico al de la final de 2016.
Fue la primera vez en cualquier prueba deportiva individual de los Juegos Olímpicos que los mismos atletas ganaron el oro, la plata y el bronce en una prueba específica en Juegos consecutivos.
Tras ganar, Crouser mostró a una cámara una tarjeta en la que se leía «Abuelo, lo hemos conseguido, campeón olímpico 2020».
Con gafas de sol y un gorro con la bandera de Estados Unidos, Crouser, que batió el récord mundial en junio con una marca de 23,37, comenzó la final de forma fulgurante, batiendo su récord olímpico en su primer intento y mejorándolo en el segundo.
«Mi mentalidad era realmente buena al entrar», dijo Crouser. «La clave era conseguir un gran (lanzamiento) temprano. Lo conseguí».
Por un momento, pareció que su propio récord mundial estaba en peligro de caer.
Bajó ligeramente el ritmo en sus intentos posteriores antes de soltar un lanzamiento de 23,30 metros en su último intento, batiendo de nuevo su récord olímpico y quedándose a un paso del récord mundial.
Reuters
