El presidente de la FIFA Gianni Infantino fue reelegido al frente de un ente rector del fútbol más rico que nunca, con la ambición de agregar nuevas y más grandes competencias, pese al creciente recelo en su contra en Europa.
La riqueza de la FIFA después del Mundial de Qatar, con 4.000 millones de dólares en sus reservas que serán compartidos entre las 211 federaciones miembros y mucho más por venir de la edición ampliada a 104 partidos en 2026 en América del Norte, es una de las principales razones por las que Infantino no tendrá oponente el jueves en Ruanda para permanecer cuatro años más en el cargo.
Desde la primera reelección de Infantino en 2019, dos de los temas más importantes para FIFA eran el deseo de tener mundiales cada dos años y el interés de los principales clubes europeos por crear una Superliga. Ambos planes fracasaron.
Infantino presionó fuerte por tener más Copas del Mundo, una propuesta que tendría un impacto directo en la Eurocopa y la Copa América y que también inquietó al mundo olímpico. Si bien que no apoyó abiertamente la Superliga, si entabló diálogos con los clubes rebeldes y al menos pareció simpatizar con ellos a pesar de la intención de revolucionar la pirámida del fútbol europeo.
Los organismos que mandan el fútbol en Europa y Sudámerica han sido quienes han frenado las intenciones de Infantino de construir un emporio. Sin embargo, al contar con solamente 65 de 211 votos significa que no pueden ganar por sí solos la presidencia.
Los miembros que típicamente tienen más dependencia del dinero de FIFA están satisfechos con Infantino, quien ha armado una base sólida en África, donde la influencia de Zúrich ha sido clara.
Las seis regiones también recibirán más plazas y por ende más dinero de FIFA de la primera edición de la Copa del Mundo con 48 equipos, el torneo de 2026 en Estados Unidos, México y Canadá. Ese deberá ser el punto más alto del próximo mandato de Infantino en una presidencia que podría no haber alcanzado todavía su medio término.
Desde la elección previa de Infantino, FIFA organizó dos mundiales en estadios repletos en ambos lados de una pandemia que paralizó el fútbol en periodos de 2020 y 2021, incluidos algunos torneos juveniles propios.
La Copa del Mundo femina de 2019 en Francia captó una audiencia de mil millones de espectadores en sus transmisiones. La edición de 2023 en Australia y Nueva Zelanda crecerá de 24 a 32 equipos.
El Mundial de Qatar 2022 finalmente se celebró a pesar de múltiples problemas durante 12 años de preparación. Llegó a su fin en un punto alto con una final que se convirtió en un clásico, con Lionel Messi alzando la Copa con Argentina a sus 35 años.
Infantino heredó Qatar en 2016, en medio de la agitación de los últimos años del periodo de Joseph Blatter. Se fue a vivir en Doha, vinculándose completamente con el anfitrión de la Copa del Mundo. Una destacada conferencia de prensa en la víspera del torneo fue un evento que se vio como una victoria polarizante para Qatar y los aliados de Infantino. Gran parte de Europa, como de costumbre, tenía una visión distinta.
Infantino y FIFA creen que el Mundial de Qatar aceleró cambios sociales y representó un modelo a seguir para otros estados de Medio Oriente.
LAS FINANZAS
“Es su dinero, no el dinero del presidente de FIFA”, prometió Infantino a los votantes en su peleada primera elección en 2016.
El dinero de FIFA ha fluido desde Zúrich. Cada una de las federaciones miembro recibió 250.000 dólares anuales, más un bono preelectoral de la Copa del Mundo; ahora recibirán al menos ocho millones de dólares entre 2023 y 2026.
La FIFA superó su presupuesto conservador para registrar ingresos por 7.600 millones de dólares en 2019-22, ayudado de tardíos y poco publicitados acuerdos de patrocinios del Mundial provenientes de YouTube y autoridades de turismo en Las Vegas y Arabia Saudí.
Los ingresos presupuestados de 11.000 millones hasta 2026 han sido impulsados por un Mundial masculino que se jugará en muchos estadios de altos ingresos de la NFL y por acuerdos separados para el torneo femenino.
Otra victoria política y financiera llegó al persuadir a los fiscales federales estadounidenses para que pagaran la restitución de más de 200 millones de dólares confiscados por funcionarios corruptos y agencias de marketing, en una amplia investigación que ayudó a Infantino a llegar al poder.
AP