En la ciudad de las estrellas, Wyndham Clark escribió su propio guión en el Abierto de Estados Unidos.
Frente a él estaba Rory McIlroy, uno de los grandes talentos del golf y que parecía listo para poner fin a su desconcertante sequía de nueve años sin un major. Junto a él en el último grupo estaba Rickie Fowler, nativo del sur de California y que volvió a contender tras un bajón de tres años y buscaba su primer major.
Wyndham Clark siempre lleva el mensaje que le dio su fallecida madre de “jugar en grande» y la creencia de que podía competir contra cualquiera en cualquier escenario.
Ningún escenario es más grande que el U.S. Open cerca de Beverly Hills. Ahí fue donde Clark salvó tiros en momentos clave, un distintivo tiro que le dio el control y los nervios de acero para dejar atrás a McIlroy y convertirse en campeón de un major.
“Siento que pertenezco a este escenario”, aseguró Clarke tras cerrar con una ronda de 70 golpes para par y ganar por un tiro sobre McIlroy. “Incluso hace dos, tres años, cuando la gente no sabía quién era podía jugar y competir ante los mejores del mundo”.
Ganó en apenas su séptimo major —su anterior mejor resultado fue un empate en el grupo 75— y ocurrió seis semanas después de que ganó su primer torneo de la Gira de la PGA en Quail Hollow.
Scottie Scheffler, el número uno del mundo, no pudo alcanzarlo. Tampoco el campeón del Abierto Británico Cameron Smith y Rickie Fowler, quien jugó en el último grupo por tercera vez en un major.
Clark mostró sus emociones al final y volteó al cielo entre lágrimas, se cubrió la cara con la gorra mientras lloraba en el green.
Hace 10 años pensó en retirarse del golf mientras batallaba para superar la muerte de su madre, Lise, por cáncer de mama. Clasificó a un major por primera vez hace dos años y ahora tiene dos victorias en seis semanas, y se vienen más grandes momentos.
“Sentí como si mi madre me estaba observando hoy”, dijo Clark al sostener el trofeo plateado del U.S. Open. “Trabajé muy duro y soñé sobre este momento durante mucho tiempo. Simplemente siento que este era mi momento”.
Para McIlroy fue otra gran decepción. Inició con un birdie y no tuvo otro el resto del día. Se sostuvo cuando Clark comenzó a flanquear, pero McIlroy falló en los fairways y no logró ningún putt como le ocurrió el verano pasado en el Abierto Británico en St. Andrews. Cerró con una ronda de 70.
“Cuando finalmente gane el siguiente major, será realmente muy, muy dulce”, dijo McIlroy. “Pasaría 100 domingos como este para poner mis manos en otro campeonato importante”.
Scheffler erró demasiados putts en los primeros nueve hoyos y necesitaba de ayuda de Clark y McIlroy que nunca llegó. También cerró con 70 golpes para ser tercero, un mes después de ser segundo en el PGA Championship.
El chileno Joaquín Niemann firmó un ronda de 74 y cayó al grupo 32 con 283 golpes. El colombiano Sebastián Muñoz sumó 286 golpes en el grupo 49 y el mexicano Abraham Ancer quedó un golpe atrás en el grupo 54.
AP