Para alguien como Novak Djokovic, que no oculta nunca su pasión por alcanzar a sus acérrimos rivales en todas aquellas marcas y éxitos que pueda, superar a Rafa Nadal en partidos ATP disputados, con 1.289 por los 1.288 del español (solo por detrás de Connors (1.557), Federer (1.526) y Lendl (1.310)), seguro que es motivo de orgullo y satisfacción. Lo consiguió el serbio en el inicio de su andadura en el Masters 1.000 de París 2023 y lo adornó con un cómodo triunfo ante Tomás Martín Etcheverry por 6-3 y 6-2 en 1h23.
El seis veces campeón del torneo francés (2009, 2013, 2014, 2015, 2019 y 2021), finalista el curso pasado (cayó ante el danés Holger Rune) se enfrentará el jueves (no antes de las 19:30, Movistar+) en octavos al neerlandés Tallon Griekspoor, verdugo de Alejandro Davidovich en la segunda ronda, a quien domina por 2-0 en el cara a cara.
Cerca de dos meses (47 días) después de jugar su último partido de individuales, en la fase de grupos de las Finales de la Copa Davis, precisamente contra el malagueño, el serbio de 36 años salió a la pista central del Rolex Masters fresco como una lechuga para facturar un partido aseado, sin alardes, pero suficientemente bueno para llevárselo sin excesivos problemas.
Los descansos le sientan de maravilla y le sirven para sumar victorias que, como esta, además le sirven para distanciar a Carlos Alcaraz, apeado del torneo el martes por el ruso Roman Safiullin, en la pelea por el número uno. Ahora le saca al murciano 580 puntos, una ventaja que puede aumentar, aunque Djokovic no tiene un cuadro fácil desde cuartos.