El tenis mundial presenció una de las historias más sorprendentes de los últimos años. El monegasco Valentin Vacherot, 204 del ranking ATP y proveniente de las rondas de clasificación, conquistó el Masters 1000 de Shanghái.
Esto tras vencer en la final a su primo Arthur Rinderknech 4-6, 6-3, 6-3.
Con esta victoria, el jugador de 26 años se convirtió en el campeón de Masters 1000 con peor ranking en la historia y el primero nacido en Mónaco en ganar un título de esta categoría.

Lo que logró Vacherot en Shanghái parecía imposible. No solo ingresó al cuadro principal desde la clasificación, sino que protagonizó una semana inolvidable derrotando a figuras de la élite del tenis.
En cuartos de final eliminó al décimo sembrado Holger Rune y en semifinales dio el golpe más grande del torneo: derrotó al 24 veces campeón de Grand Slam, Novak Djokovic.
“Estoy llorando, no es real lo que pasó. No tengo idea de lo que está pasando ahora mismo”, dijo emocionado tras la victoria. “Creo que hoy hubo dos ganadores y una sola familia que ganó. Esta historia es irreal para el tenis”.
Su camino fue también una lección de resistencia.
Antes de vencer a Djokovic, Vacherot ya había mostrado temple y consistencia, construyendo partido a partido la que ahora es considerada una de las mayores sorpresas de un Masters 1000 en la última década.

La final tuvo un componente emotivo adicional: se enfrentó a su propio primo, Arthur Rinderknech, de 30 años.
Este tampoco tuvo un camino sencillo y llegó al partido decisivo tras eliminar en semifinales a Daniil Medvedev, campeón del US Open 2021 y cuatro veces finalista de Grand Slam.
En el duelo decisivo, Rinderknech se llevó el primer set con un saque dominante, pero Vacherot reaccionó a tiempo.
Ajustó su juego, ganó precisión con su derecha y tomó control mental del partido. En el último set dio una exhibición de servicio con tres juegos consecutivos ganados en cero y una racha de 15 puntos seguidos con su saque.
Rinderknech pidió atención médica en el set final por molestias en la espalda y el hombro izquierdo, lo que evidenció también desgaste físico. Aun así, el francés salvó un match point, pero Vacherot sentenció el encuentro con un derechazo paralelo imposible de devolver.


